La llegada de Horchata es algo que se había tomado muy superficialmente hubo que prestarle mucho oído, su instrumentación que incluye suaves beats electrónicos y demás arreglos son la regla clave en el resto del álbum, en esta segunda entrega los Vampire Weekend han optado por incorporar electrónica minimalista, es ahí donde parten los cambios, además de su merito de siempre que se encuentra en entregar música fresca y divertida de una manera muy distinta a sus colegas, para Vampire Weekend la fiesta empieza en la exploración mundial, la jungla de sonidos, en ese aspecto White Sky o Holiday (la nueva A-Punk) pueden convertirse en algún tiempo en los nuevos estándares de la banda.
La intensidad baja por primera vez en un registro de la banda con Taxi Cab, el perfecto día soleado al lado del mar parece llegar a su fin, no por siempre ya que luego amanece de manera insuperable con Run, sin parpadear el mejor tema de Contra, 8 bits, guitarras que se sienten lejanas, electrónica y tambores en el revés del Afro-Pop, exquisitez sonora, sí, otra vez hay fiesta en la tribu.
Creo que el único traspié que sufre Contra esta en Giving Up The Son de inicio y conclusión repetitivos, justo cuando hablábamos de aquella diferencia que su estilo les otorga, por suerte la decepción es corta, Diplomat's Son es el recuerdo inmediato de su homónimo, acompañado otra vez de consolas a 8 bits una suerte de bienvenida a los sintetizadores, el único elemento que faltaba en su colección, el cierre con I Think Ur A Contra es el toque experimental que Vampire Weekend ha querido reservar para el final, ambientes familiares a lo Sigur Rós en un tema que comparte amor y desilusión por igual.
Vampire Weekend se ha atrevido lo justo y necesario, una reinvención prometedora para un disco que lejos de prometer inspiraba continuismo, Contra no pudo ser mejor.
Vampire Weekend - Horchata:
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